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En Yucatán, una de las tradiciones más arraigadas para despedir el año es la “quema del viejo”, una costumbre que simboliza el cierre de un ciclo y la bienvenida a un nuevo comienzo.
Aunque las formas de celebrar el Año Nuevo varían en todo el mundo, esta práctica ha perdurado en muchas familias yucatecas, a pesar del paso del tiempo y los cambios en las costumbres modernas.
La tradición de “quemar el viejo” tiene sus raíces en la antigua Grecia, donde las fiestas del fuego marcaban el final del reinado de un gobernante.
Con el tiempo, esta costumbre se ha adaptado en distintos países de América Latina, incluye México.
En Yucatán, el muñeco que simboliza el “viejo” puede ser simple o muy elaborado, dependiendo de la creatividad y el entusiasmo de quienes participan en su creación.
La elaboración del “viejo” suele ser un proceso artesanal que involucra a toda la familia, hay diferentes maneras de hacerlo.
Algunos utilizan moldes de vidrio o globos que se cubren con capas de engrudo de harina y papel periódico. El secado puede tardar unos días, después de lo cual las dos partes del muñeco se ensamblan y se decoran.
Quien ha estado involucrada en esta tradición desde su infancia, el muñeco se adorna con papel crepé o ropa vieja, y se le añaden petardos o bombitas, dependiendo de los gustos de cada familia.
En algunas versiones más festivas, los “viejos” se usan como piñatas rellenas de dulces, dándole un toque más divertido a la despedida del año.
El costo de esta tradición puede variar según el tamaño y la complejidad del muñeco.
Los modelos más pequeños, utilizados comúnmente como piñatas, rondan los $110 pesos, mientras que los medianos tienen un precio de $170 pesos. Además, muchas familias invierten alrededor de $500 pesos en pirotecnia para hacer la quema más espectacular.
En los hogares se colocan el muñeco en una silla en la entrada de su casa. Este momento es especial porque representa dejar atrás el año con todo lo bueno y lo malo, en un acto cargado de simbolismo y emoción.
Más allá del costo y del proceso artesanal, la “quema del viejo” en Yucatán tiene un profundo significado emocional. Para muchos, es un acto simbólico que marca el cierre de un ciclo y la oportunidad de comenzar el nuevo año con esperanza y buenos deseos.
Aunque en algunas partes de la región esta tradición ha ido perdiendo popularidad, las familias se esfuerzan por mantenerla viva.
A medida que las nuevas generaciones enfrentan cambios en sus estilos de vida y en las formas de celebrar, la “quema del viejo” es una tradición que muchos yucatecos no están dispuestos a dejar atrás, transmitiendo su valor cultural y emocional de una generación a otra.
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