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Con el paso de los siglos, la música mexicana se ha transformado desde sus raíces y mestizas hasta evolucionar en un emblema cultural conocido internacionalmente. En épocas prehispánicas, la música tenía un enfoque ritual, en donde destacaban instrumentos de viento y percusión como tambores y flautas. Cuando colonizaron los españoles, se introdujeron nuevos instrumentos y estilos, como el violín y la guitarra, este inicio una fusión que definiría la música tradicional del país.
En el siglo XIX, la música regional como el mariachi y los corridos tomaron fuerza, convirtiéndose en un símbolo de identidad y resistencia. El mariachi en especial, se consolidó como una viva representación de que es México a nivel internacional. A mitades del siglo XX, géneros como la ranchera y la norteña alcanzaron gran popularidad gracias a compositores como Jose Alfredo Jiménez, mientras que el rock mexicano comenzó a tomar fuerza con bandas que conectaron al público joven con el contexto político y social que el país atravesaba en ese entonces.
En nuestros tiempos la música abarca muchos más géneros como el mariachi, hasta el rock o pop, esto prueba la diversidad cultural en el país. La globalización y el avance tecnológico impulsaron esta evolución, lo que permitió que músicos experimentaran y fusionaran géneros, como el caso de la música norteña con sonidos electrónicos.
Es nuestro deber como mexicanos preservar y apreciar correctamente la herencia cultural que nos dejaron, haciendo brillar la identidad mexicana a nivel internacional. Instituciones como el Instituto Nacional de Bellas Artes organizan festivales y programas educativos para que los niños y jóvenes mantengan vivo este legado, además de subvertir los géneros ya establecidos.