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El 6 de enero celebramos el Día de Reyes, una de las fiestas más anticipadas y esperadas por los mexicanos, marca el fin de la temporada navideña. En esta fecha se conmemora la llegada de los Reyes Magos a Belén para rendir homenaje al Niño Jesús, es un tiempo de alegría para muchas familias, en especial para los niños, quienes ansiosos espera la llegada de sus regalos. Las tradiciones que rodean esta festividad varían según la región, demostrando la gran diversidad que hay en nuestro país en cuanto a costumbres y maneras de festejar.
En el centro del país, la tradición más icónica es la partida de la rosca de reyes, un pan dulce en forma de corona que simboliza la realiza de los magos. Dentro de este postre esconden figuras de plástico que representan al Niño Jesús; quien se tope con un muñeco en su porción, debe organizar la celebración del Día de la Candelaria el 2 de febrero, llevando tamales y atole para compartir con la familia. Además, muchas familias realizan una misa o asisten a un evento comunitario en honor al os Reyes Magos.
En Veracruz, la festividad se acompaña de una vibrante tradición conocida como la “Quema del mal humor”, donde se hacen figuras de papel maché que representan todas las cosas malas que sucedieron en el último año. Estas figuras se incineran para liberarse del mal humor y dar la bienvenida al año con energías positivas. Se acompaña con música, bailes y comida típica reflejando el espíritu alegre del pueblo veracruzano.
En el noreste de México, los niños participan en la Cabalgata de Reyes, en donde se hacen desfiles que simbolizan la llegada de los Reyes Magos, con carros alegóricos, música y bailes. Esta celebración no es solo para los niños, sino que también impulsa la convivencia familiar y de la comunidad. Muchas veces se organizan actividades recreativas y juegos para que el día sea más alegre.
El Día de Reyes no solo se festeja con regalos y dulces para los niños, sino que nos comunica la importancia de convivir sanamente con nuestras familias y comunidades, se puede apreciar el toque único de cada región en su forma de festejar, manteniendo así viva la cultura generacional.